Que no llegaba preparado para competir un duatlón de montaña era evidente, por eso la idea era hacerlo como un entreno. El hecho de que me lo fuese a tomar como un entreno no quería decir que fuese a hacer el ridículo, y eso no fue tan evidente.
Desde bastante antes de la salida, mi respuesta a la pregunta "tens ganes?" era "no gaire", por no decir que hubiese preferido hacer casi cualquier otra cosa antes que ponerme a correr. Dejo la bici en boxes, compruebo lo básico y resulta que el cambio se queda pillado al bajar piñones. Las pocas ganas que tenía, se quedan ahí pensando en el cambio. Pero bueno, caliento un poco hablando con Cristian y David, y me coloco en la línea de salida, en segunda fila. Silbato y a correr.
Me coloco en el primer grupo, que poco a poco se va rompiendo. Me empieza a pasar factura el alto ritmo de los dos primeros kilómetros, y no tenía previsto que eso me pasara tan pronto. Me empiezan a doler mucho las piernas, mi respiración se acelera más de lo normal, y las ganas de dejar de correr superan con creces a las de seguir haciéndolo. A partir de este momento empieza la tortura, no tan física como psicológica. Me empieza a adelantar gente, poco a poco pero uno tras otro. No tengo ni fuerzas ni ganas de apretar, así que decido seguir a mi ritmo cochinero hasta la transición.
Me empieza a pasar gente, aunque menos de la que me esperaba (ya me habían adelantado corriendo), hasta que por el kilómetro 5 empieza el particular calvario del tramo de bici. Se me sale la cadena y estoy unos dos minutos parado, en los que me planteo seriamente darme la vuelta, volver a boxes y dejar de sufrir. Pasa Cristian, me anima, y decido seguir. A partir de aquí los kilómetros pasan muy muy despacio (acorde a mi ritmo, como me iría dando cuenta), con un par de caídas sin importancia de por medio. Sobre el kilómetro 15 más o menos, se repite la historia de la cadena, y vuelvo a parar, un poco más de tiempo, ya que esta vez la idea de tirar la bici por el barranco pulula un rato más por mi cabeza. Decido seguir, aunque esta vez a un ritmo aún más cochinero, si es que eso era posible. Me sigue adelantando gente, aunque ni siquiera me molesta, nada, ni un poco.
Llego a boxes y tengo la sensación de que llevo diez o doce horas compitiendo. Me quedan poco mas de 3 kilómetros de carrera a pie, y los voy a correr porque Eli ha madrugado, me ha animado y lleva mucho rato pasando frío.
Hago el último tramo sin forzar, pero con muchas ganas de acabar. Entro en meta con 2h 10' 27", en el puesto 73. Fundido física y mentalmente, aunque con una persona al lado que hace que todo sea relativo. Gracias.
Intento quedarme con lo positivo, y aunque es difícil, me quedo con el parcial 16 en el último tramo a pie. Me quedo con haberme dado cuenta lo dura que puede ser una competición así, y lo poco preparado que estoy ahora mismo para competir en ese tipo de recorridos. Tengo claro que no es mi guerra, y que los duatlones de montaña que haga serán para entrenar, coger fuerza y aprender a sufrir.
Como ya comenté el otro día, esta temporada correré para el C.N Reus Ploms, e intentaré dar la talla cuando lleguen los triatlones.
Ahora a seguir entrenando bien y los resultados llegarán solos.
Abrazos!!